domingo, 13 de septiembre de 2009

Pactos de la Moncloa, ¿para Argentina?

Fiel a la tradición argentina la clase política nacional aspira a resolver los problemas del país con recetas importadas como si las circunstancias históricas, políticas y sociales en las que se pusieron en práctica esas soluciones, puedan ser trasvasadas a la excepcional realidad argentina.
Hace pocos días el matrimonio Duhalde lanzó a la arena política la idea de reeditar los “Pactos de la Moncloa” como el medio más apropiado para resolver la compleja realidad nacional. Sin embargo, creemos que es necesario dar una serie de informaciones básicas respecto del desarrollo de estos Pactos y las consecuencias que los mismos tuvieron para España.
Para el año 1973 la Península Ibérica sufría las consecuencias de una crisis inflacionaria sin precedentes en la historia del país agravada con el asesinato de Carrero Blanco –Jefe del Gobierno español- a manos del terrorismo etarra. Ambas situaciones generaban aún más incertidumbre a la realidad de entonces sumándose a ellas el delicado estado de salud de Francisco Franco.
Desde hacía 35 años la economía de España había crecido a una tasa promedio de 3,8% anual. Su producto interno bruto (PBI) per cápita había pasado de 2.300, en 1940, a 9.100, en 1976 (dólares constantes), y la esperanza de vida, había pasado de 50 a 73 años. Esta situación se producía en un marco de estabilidad de precios, sin desequilibrio fiscal y con un endeudamiento público que no superaba el 9% del PIB, y con una tasa de desocupación que nunca representó más del 4% de la población activa.
Así, aún con los defectos propios de un régimen como el franquista (1939-1975), Francisco Franco había comenzado a sentar las bases de una España moderna como reconoce gran parte de la sociedad de la Península; la Guerra Civil había dejado alrededor de un millón de muertos y nadie quería seguir enquistado a un pasado de dolor y tragedia para la sociedad española.
A eso había que sumarle la presencia del Rey Juan Carlos I –sucesor legal de Franco como Jefe de Estado- quien se había convertido en un punto aglutinante de las fuerzas políticas y sociales españolas y había nombrado presidente del Gobierno español a Adolfo Suárez quien hasta entonces se desempeñaba como Ministro franquista y estaba a cargo de la Falange Española Tradicionalista y de las JONS fundada por José Antonio Primo de Rivera en 1933.
En ese contexto, Adolfo Suárez con el consenso del Rey, de los jurisconsultos y las fuerzas políticas y sindicales españolas iniciaba una etapa en la cual se sancionaría una constitución más europeísta y moderna.
Se elaboró entonces un estatuto político que, aprobado por las Cortes elegidas durante el gobierno de Franco, posibilitaría las elecciones parlamentarias del 15 de junio de 1977, donde la UCD (el partido del gobierno, conformado por muchos funcionarios del régimen anterior) obtuvo una holgada mayoría de parlamentarios
La acuciante situación económica generó las firmas de los Pactos de la Moncloa para reestablecer el rumbo de la economía nacional así como una serie de medidas tendientes a lograr una mayor apertura social.
Sin embargo, en la práctica, estos pactos devinieron en una inefectividad manifiesta respecto de temas concretos referidos al papel del Estado en materia económica. Como consecuencia, su promotor, Fuentes Quintana, debió dejar el gobierno a los cuatro meses de su firma. Su pretensión de estatizar las compañías eléctricas que siempre habían estado administradas en forma privada, le costó su cartera.
Antes de cumplirse el año de la firma de los Pactos de la Moncloa se sancionó una nueva constitución, y se volvió a llamar a elecciones parlamentarias donde resultó vencedora la fórmula de la UCD. Sin embargo, la debilidad del gobierno, trajo como consecuencia la asonada militar del 23 de febrero de 1982, comúnmente llamado “tejerazo.”
Hemos creído necesario destacar la escasa importancia que tuvieron estos pactos en la vida política de España cuando en Argentina se comienza a hablar de ellos como la fórmula de la salvación nacional.
En definitiva, los hechos sobresalientes que condujeron a España al lugar que hoy ocupa en el concierto político y económico mundial está más relacionado con las políticas puestas en práctica por el régimen franquista (aversión al desequilibrio presupuestario; el plan de estabilidad y desarrollo adoptado en 1959 que fue profundizándose a través de los sucesivos gobiernos o la transición política realizada por quienes pertenecieron al franquismo) así como la madurez demostrada por los partidos políticos, las fuerzas sociales y los sindicatos españoles que se adaptaron a los nuevos tiempos sin revanchismos y dando un muestra de convivencia ciudadana que persiste hasta la actualidad.

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